La pintura que aquí presento trata del milagro de la Eucaristía. En ella muestro el curioso asombro de los creyentes ante el misterio eucarístico de la fe. Cristo aparece dos veces en la pintura, porque el sacerdote no es él mismo en la Comunión sino Cristo, que se nos ofrece tras su sacrificio. Los católicos sabemos que en el momento de la Santa Misa Jesús está presente, pues, por transustanciación, el pan y el vino se transforman en su cuerpo y sangre. Aun sin la Santa Misa, la custodia de la Hostia también es signo de su presencia. Pero, como ocurre en la imagen, la sorpresa de los fieles da cuenta de que a veces parecemos olvidar la presencia real de Jesús. Por eso las miradas atónitas dirigidas no hacia el Cristo sacerdote que sostiene la Hostia, que nos acostumbramos a ver únicamente como sacerdote, sino hacia el que se nos aparece ad oculos, herido pero emocionado. Como en las pinturas barrocas, el telón señala el milagro. Es un recordatorio de la enorme importancia de la Eucaristía en nuestra fe, que nos da la posibilidad de recibir con amor a Jesús, retribuyéndole el amor que Él nos tuvo y tiene hasta el final. En cada Eucaristía traemos al presente el sacrificio en la cruz, y podemos estar junto a Él en Comunión y agradecerle recibiendo su cuerpo y sangre con responsabilidad y humildad. Despertó en mí, y espero que en quien lo vea también, el más profundo deseo de comulgar.

Micaela Fernandez

Título: El asombro ante el milagro.

Año de realización: 2021.

Material: Óleo.

Soporte: Bastidor entelado.

Medidas: 70 x 80 cm