En llamas tu cruz
mas no se quema su madera,
si arde en Su Voluntad,
arde imperecedera.
Dos agujas equilibradas,
ninguna más importante,
si en el centro reluce alumbrado
del Alto el Corazón Vigilante.
Porta con valor la nueva bandera,
cruz flamígera en Tiempo será misionera,
joven orlado, de anciano mirar
la llama avivada tus lágrimas va a secar.
Bebe del cáliz, nútrete de Su Palabra
Y distinguirás a quien Sabe, de quien sólo habla;
si las plumas obscuras obstruyen tu camino
será brillar como el Sol tu último destino.
Ve tú heraldo del Sol,
camina la senda del alto propósito, cruzado del nuevo decir;
el arte de transformar en oro cada ínfimo acto
impecable corazón, en ti permanece intacto.
Tú que blandes la hoja sólo para proteger,
los hilos del destino llegarás a destejer,
cuando te brindes, absoluto, en cada paso incierto,
reirás ante el dolor, pues te sabrás despierto.
Explorador del ocaso, ve donde nadie más se atreve
y vuelve con una sonrisa, alumbrando a aquel que teme,
colócate por detrás y liderarás
busca tras el velo y renacerás.
Esteban Jose Bazze